Sin lugar a dudas, la técnica mas efectiva es germinar nuestras semillas de forma independiente y después, una vez que han germinado, plantarlas con cuidado en la maceta donde vayan a crecer. Podremos observar las semillas que germinan bien y las que no germinen, y así poner mas semillas si es necesario.

Germinación

Básicamente, necesitarás dos platos y algunas servilletas de papel blancas ya que si tienen dibujos, los colorantes de los mismos pueden causar problemas. 

Coloca una servilleta en el fondo de un plato, añade agua hasta que absova y quita el exceso de la misma del plato, el papel debe quedar húmedo, nunca encharcado. Luego, coloca tus semillas sobre la servilleta, dejando a cada semilla el mayor espacio posible, de forma que cuando saquen la raíz no puedan enredarse entre ellas. .

A menudo, muchos cultivadores añaden unas gotas de peróxido de hidrógeno (agua oxigenada) al agua que utilizarán para germinar; de esta forma, el agua tiene un mayor contenido en oxígeno, además de aprovecharse las propiedades anti-fúngicas del agua oxigenada y disminuir la posibilidad de aparición de hongos.

Lo ideal hasta que nazcan las plantas es mantenerlas en un lugar oscuro y húmedo (aunque bien aireado) y relativamente cálido, sobre 21ºC será perfecto. Con una temperatura demasiado baja, a las semillas les costará mas germinar y sin embargo, si es demasiado alta serán más propensas la aparición de hongos y mohos.

Finalmente, cubrimos las semillas con otra servilleta que previamente tengamos humedecida y cubrimos con otro plato.

Existe una variante de este sistema, en la que cambiamos los platos por unas bolsas zip, las cuales al ser transparentes nos permiten ver cuando la semilla a abierto y sacado la radícula. Lo unico, que tendriamos que asegurarnos que las bolsas estan en un sitio oscuro protegidas de las luz.

Vigila tus semillas cada día para asegurar que los pañuelos no se hayan secado. Pulveriza los pañuelos con agua, si es necesario.

Después de algunos días verá que las semillas se rompen y sale la radícula, que más adelante se convertirá en la principal raíz de la planta. Es poco común, pero algunas semillas pueden necesitar 10 días o hasta 2 semanas hasta romperse.

Una vez la radícula haya crecido cerca de un centímetro, debes trasplantarlas muy cuidadosamente (preferiblemente con pinzas) a un pequeño tiesto de cultivo (substrato, fibra de coco o lana de roca) y en pocos días (en ocasiones horas) veremos nacer a nuestra pequeña plántula.

Haz un agujerito de 2-3mm (máx. 5mm) de profundidad en el centro, coloca tu semilla en el hoyo (primero la raíz ) y cúbrela.
Tu plantón deberá salir en un plazo de 1 a 3 días.